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Toda La Gloria Sea Para Dios

 Es un privilegio reflexionar sobre el poderoso versículo de Efesios 3:20, que nos recuerda la inmensidad de Dios y Su obra en nuestras vidas.  "Que toda la gloria sea para Dios, quien puede lograr mucho más de lo que pudiéramos pedir o incluso imaginar mediante su gran poder, que actúa en nosotros." Este pasaje nos invita a una profunda contemplación de la naturaleza divina y nuestra relación con Él. La Gloria de Dios, Más Allá de Nuestra Comprensión La primera parte del versículo nos llama a que "toda la gloria sea para Dios" [Efesios 3:20 NTV]. La gloria de Dios no es algo que podamos añadir o quitar, pues es inherente a Su ser, la manifestación de todos Sus atributos. Incluso si nadie lo alabara, Él seguiría siendo el "Dios de la gloria". Los cielos proclaman Su gloria y toda la tierra está llena de ella, un testimonio silencioso de Su grandeza como Creador. El universo entero fue creado para glorificarle. Nuestra función, entonces, no es aumentar Su g...

No Te Afanes



"Por nada estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias. Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús." Filipenses 4:6-7.


Estos versículos de Filipenses, un texto que ofrece un bálsamo para el alma agitada, nos presentan una promesa de paz profunda en medio de las ansiedades de la vida. Pablo, escribiendo desde la prisión, nos exhorta a una actitud de confianza y serenidad que trasciende las circunstancias.  Es una invitación a una vida de oración consciente y agradecida. 

La frase "Por nada estéis afanosos" no implica una vida libre de problemas, crisis o retos.  Significa que nuestra respuesta a la ansiedad no debe ser el desespero o la angustia, sino la oración y la entrega a Dios.  Es un llamado a la confianza absoluta en la soberanía y el cuidado de Dios, reconociendo que Él tiene el control, incluso en medio del caos.  Es un llamado a la rendición y la quietud del alma. 

 La exhortación a presentar nuestras peticiones "en toda oración y ruego, con acción de gracias" nos indica el camino para superar la ansiedad.  La oración no es un acto pasivo, sino un diálogo activo con Dios, donde compartimos nuestras preocupaciones y necesidades, pero también expresamos nuestra gratitud por sus bendiciones.  La acción de gracias es esencial, pues cambia nuestra perspectiva, enfocándonos en lo que tenemos en lugar de lo que nos falta.  


La promesa de "la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento" es el resultado natural de confiar en Dios y entregarle nuestras preocupaciones.  Esta paz no es una simple ausencia de problemas, sino una serenidad interior que trasciende la comprensión humana.  Es un don sobrenatural que guarda nuestros corazones y mentes, protegiéndonos de la angustia y la incertidumbre.  Es una paz que se encuentra en Cristo. 


Aplicación

 ¿Cómo podemos aplicar este pasaje a la vida diaria?

1. Debemos cultivar una práctica regular de oración, llevando a Dios nuestras preocupaciones, necesidades y agradecimientos.  Debemos ser honestos y abiertos con Él, compartiendo nuestras ansiedades sin miedo. 

2. Debemos practicar la gratitud consciente, enfocándonos en las bendiciones que recibimos, por pequeñas que parezcan.  Una actitud de gratitud transforma nuestra perspectiva y promueve la paz interior. 

3. Debemos esforzarnos por vivir en la paz de Cristo,  cultivando un corazón lleno de fe y confianza en su soberanía y su amor.  Eso significa buscar momentos de quietud para meditar en las Escrituras, reflexionar sobre la presencia de Dios, y permitir que su paz penetre en nuestro ser.

En Filipenses se nos ofrece una poderosa herramienta para enfrentar las ansiedades de la vida: la oración consciente, la gratitud constante y la confianza incondicional en la paz de Dios.  Que estas verdades nos guíen hacia una vida de serenidad, paz y esperanza en Cristo. Amen. 


Oración


Padre Eterno, 

Te agradezco por la promesa de paz que me das a través de Tu Palabra,  una paz que sobrepasa todo entendimiento.  Ayúdame a cultivar una confianza profunda en tu soberanía y tu cuidado providencial, para que pueda entregar mis preocupaciones a Ti sin miedo ni ansiedad. 

Guíame en la práctica de la oración constante,  donde pueda expresar honestamente mis necesidades y mis agradecimientos.  Concédeme la capacidad de ver tus bendiciones, incluso en medio de las dificultades, y de cultivar una actitud de gratitud constante. 

Llena mi corazón con tu paz sobrenatural, una paz que trasciende la comprensión humana.  Protege mi mente y mi corazón de la angustia y la incertidumbre,  y permíteme experimentar la serenidad que solo Tú puedes dar. 

Ayúdame a vivir una vida de confianza y de entrega,  donde pueda enfrentar los desafíos con valentía, sabiendo que Tú estás conmigo en cada paso del camino. 

Gracias por tu amor tan grande y por la promesa de tu paz.  En el nombre de Jesús, Amén. 

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